Esta exposición antológica de la obra de Luis Claramunt (Barcelona, 1951-Zarautz, 2000) pretende recorrer su fulgurante trayectoria de treinta años y a la vez reivindicarlo como uno de los artistas catalanes más personales, intensos y dramáticos de la segunda mitad del siglo xx.
Hijo de una familia acomodada del Eixample de Barcelona, abandonó la casa familiar cuando tenía 18 años para sumergirse en la Barcelona más canalla y adoptar la cultura gitana.
En los primeros años, su obra pictórica recoge una gama de influencias muy evidentes –desde Picasso a Munch pasando por Goya, Van Gogh, Gutiérrez Solana o Nonell–, pero gradualmente crea su propio imaginario...