Si la obra de Madola puede sintetizarse en tres elementos esenciales, como la tierra, el agua y el fuego, y también en algunos gestos sencillos de las manos sobre la materia, como aplanar, amontonar, cortar, transformar..., la profundidad del trabajo escultórico que ha llevado a cabo a lo largo de casi sesenta años de práctica artística es difícil de resumir de la misma forma. Su obra nos habla de la relación entre lo más cotidiano, íntimo o sencillo, y el aspecto más profundo, espiritual e incluso sagrado de la vida. Dos aspectos que se encuentran en el mismo gesto o en una misma forma: entre una casa y en templo, entre un vaso y un cáliz, entre una mesa y un altar,...